Leyenda De Juan Noj
Se narra que en aquel tiempo, un hombre misterioso bajaba siempre del cerro Tuixux que queda en un paraje muy boscoso.
Los sipakapenses le llamaban a ese hombre Juan Noj, y creían que era el dueño del cerro Tuixux y le tenían miedo. Pero Juan Noj se enamoró de una mujer del lugar; entonces le pusieron vigilancia para que éste no entrara a la casa de ella. Pero al día siguiente la mujer "encontró unos guineos muy chulos y frescos". Entonces la gente al ver el susto de la dama se dio cuenta que en verdad Juan Noj era el dueño de ese cerro.
Dicen los ancianos de Sipacapa que Juan "era un ladino muy grande con cuernos". Cuando Juan Noj terminó "su servicio como dueño del cerro", desapareció y se fue a la casa del Dios Mundo.
Se cuenta también que en el cerro Tuigutz, en Comitancillo, pasan muchas cosas misteriosas. Hace unos años, un hombre salió muy temprano a cazar venados. Pero antes, fue al adoratorio a pedirle permiso al Señor del Cerro.
El Dueño del Cerro lo llevó adentro del cerro, y el hombre vio aquí muchos venados. Cuentan que el Señor del Cerro le dio un venado, mazorcas, guineos y frijol, y le dijo que se lo regalaba todo porque le había pedido permiso, y que le contara a la gente de Comitancillo, para que hicieran lo mismo y así le evitaran "la pena de castigarlos".
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